El pasado 22 de agosto leí con preocupación este
titular en el diario El Universal “Inclusión de vacuna contra VPH
disminuirá incidencia de cáncer uterino”. En el cuerpo de la nota, el medio informó que “El
Gobierno (Bolivariano) aprobó 281 millones 971 mil bolívares, equivalente
a 44 millones 757 mil 346 dólares, para la adquisición, compra y distribución
de vacunas, dando continuidad al esquema de inmunización que en Venezuela es
totalmente gratis”.
Claudia Morón, viceministra de Salud Colectiva, fue
la vocera por el MPP Salud para éste medio, indicando que con la aprobación de dicha cantidad se
realizarán las compras, para la distribución de todo el programa ampliado de inmunización
lo cual beneficiará a más de 6 millones 400 mil personas. Morón agregó que
"En Venezuela tenemos una alta incidencia de la enfermedad del VPH como en el resto de la región de Latinoamérica, la cual es la principal causa del cáncer de Cuello Uterino, siendo éste la segunda razón de muerte de mujeres en nuestro país”.
"En Venezuela tenemos una alta incidencia de la enfermedad del VPH como en el resto de la región de Latinoamérica, la cual es la principal causa del cáncer de Cuello Uterino, siendo éste la segunda razón de muerte de mujeres en nuestro país”.
Un dato que me llamó más la atención fue que según
la vocera, se tendrá previsto en ese plan la aplicación de esta vacuna a niñas
y niños desde 9 años de edad y estará incluido dentro del esquema de
inmunización ampliado en Venezuela para el año del 2016·
Quienes me leen seguramente se preguntarán, por qué
ésta mujer se preocupa ante tan buena noticia que pareciera garantizará la salud sexual de
nuestras mujeres en Venezuela. Mi respuesta es sencilla, porque cuando se sabe,
a veces duele. Más aún cuando una vez más somos víctimas de decisiones,
patriarcales y capitalistas, que atentan contra nuestros cuerpos, cargadas de
“buenas intenciones”.
Duele saber que la vacuna del VPH
es otro negocio de la Industria farmacéutica
para utilizarnos como ratoncitos de laboratorio exponiéndonos a un alto grado de riesgo y vulnerabilidad. La
primera vez que supe sobre la mencionada vacuna fue cuando leí la entrevista que publicará Javier Neira en blog EL CAMINO RUBÍ titulada ‘Teresa Forcades: “Los padres no deben poner en peligro a sus
hijas con la vacuna del papiloma”’. Conviene recordar que Forcades
es médica, teóloga, monja y feminista española.
En la entrevista,
Teresa denunció la muerte de dos niñas sanas de 14 y 19 años a quienes le
inyectaron la vacuna y murieron por un problema neurológico, aparentemente sin
causa. Luego explicó “Con la vacuna se
introduce un antígeno en el cuerpo. No es una infección real y el cuerpo no le
hace mucho caso. Por eso se introduce, asimismo un irritante, para que el
sistema inmunitario se tome en serio la invasión. Ese irritante está formado
por sales de aluminio. Así se logra crear diez veces más anticuerpos de lo
normal. Como el aluminio es neurotóxico, actúa en el cerebro, de manera que los
vasos sanguíneos se hacen más permeables. Las niñas tuvieron edemas,
hemorragias, lesiones cerebrales y murieron. El aluminio se utiliza desde hace
90 años en las vacunas, así que volvieron a investigar. Repasaron las pruebas y
descubrieron una irregularidad gravísima”.
Para conocer más al
detalle sobre cómo se produce la vacuna contra el VPH, a través de la
mencionada publicación española, sin usar mucho lenguaje técnico complicado,
los y las lectoras supimos lo siguiente:
La vacuna del VPH pertenece a la nueva
generación de vacunas recombinantes elaboradas con procedimientos de ingeniería
genética y biología molecular, y que no se tiene seguridad de su inocuidad.
Existen alrededor de 100 variedades de VPH, de las cuales
unas 15 se han asociado a cáncer de cuello uterino. Los estudios realizados en
los EEUU, señalan que los virus tipos 6, 11, 16 y 18 son los mayormente
asociados al CaCu. Pero no existen estudios serológicos en nuestro país que
confirmen esa situación.
Actualmente hay dos vacunas VPH
disponibles: la Gardasil (2006) y la Cervarix (2009); la Gardasil es
cuadrivalente (tiene proteína L1 de 4 tipos virales diferentes: 6/11/16/18); la
Cervarix es bivalente (tiene proteína L1 de 2 tipos virales: 16/18), de los
casi cien tipos de VPH existentes.
Dado que el cáncer de cuello de útero
tarda de 20 a 40 años a desarrollarse, a día de hoy no se puede saber si las
vacunas del VPH son capaces de prevenir el cáncer de cuello de útero; para
saberlo, habrá que esperarse hasta los años 2026-2046 [5].
Cuando sostengo que
la decisión tomada lleva la carga del capitalismo es porque tanto en el
testimonio Teresa Forcades, como en otro
artículo de la Dra. Asa Cristina Laurell, médica cirujana de la Universidad de
Lund, Suecia, Dra en sociología de la UNAM (México) e integrante de la
Asociación Latinoamericana de Medicina Social (ALAMES), publicado en abril del
2009 en la revista Salud Colectiva de Argentina, consigo coincidencias. Ambas sostienen que
detrás de la vacuna contra el VPH la medicina una vez más se convierte en un
negocio. Por ello la compañera Laurell tituló su artículo “La vacuna contra el
VPH: el conflicto de interés”.
La investigadora
develó que en el mes de marzo de ese año los medios El País, ABC, Rebelión, CBS
News y CNN reportaron efectos secundarios graves y muertes vinculados con la
vacunación en Estados Unidos y España. Para el mes de febrero se habían
reportado 10151 reacciones adversas ante el Sistema de Notificación de Eventos
Adversos en Vacunas, habiendo participado dos entes norteamericanos, el centro
para el Control de Enfermedades y la Administración de Alimentación y Drogas.
Laurell nos alerta
“Estamos ante el problema de la investigación convertida en negocio. El ensayo
clínico Gasdasil – Future II – fue auspiciado y conducido por Merck, productor
de la vacuna (…) El conflicto de interés
está explicito, pero resulta una formalidad sin mayores consecuencias
prácticas. Esto actualiza el problema fundamental de cómo mantener la
imparcialidad y la ética frente a los poderosos intereses comerciales en el
sector salud y de la regulación de estos intereses por el Estado, supuesto
defensor del interés general o colectivo”. Es necesario recordar que Cristina
Laurell es médica activista en México. Ella, lamentablemente da más datos “Habría
que añadir que los resultados del ensayo clínico fase II de Cervarix, de
GlaxoSmthKline, ni siquiera han sido publicados. Sólo fueron presentados a la
Agencia Europea de Medicamentos (3), que la aprobó. Esa vacuna fue elegida por
el gobierno mexicano para inmunizar a 85000 niñas pobres en una suerte de
ensayo clínico masivo”.
Forcades especifica
un poco más acerca del negocio de la industria farmacéutica “Laboratorios Merck
fabrica Gardasil, la vacuna del papiloma que se pone en España. Pues bien, en
1999 Merck llevó al mercado un antiinflamatorio llamado Vioxx y sólo cinco años
después lo tuvo que retirar porque había producido más de 30.000 infartos de
miocardio y cerebrales. En EEUU los condenaron a una multa multimillonaria
porque se demostró que lo sabían. En los estudios previos vieron que había
infartos y lo ocultaron. Por eso mi estudio se titula “Los crímenes de las
grandes compañías farmacéuticas” .De 2000 a 2003 las grandes compañías
farmacéuticas han sido condenadas por los tribunales penales. La multa de Merck
fue enorme, pero menor de lo que ganó con ese medicamento”.
Las reacciones graves
producidas por la vacuna contra el VPH
han sido un motivo de discusión en Japón, Francia, España, Australia,
Reino Unido, Argentina y en nuestra República Bolivariana de Venezuela nos
preocupa y ocupa a muchos y muchas vinculados con las ciencias sociales, de la
salud y comunicacionales.
Nos sobre ocupa hacer
un llamado de atención a nuestro compañero Presidente Obrero Nicolás Maduro,
para que piense mejor esa decisión tomada. De buenas intenciones no podemos
avanzar en temas tan delicados como la salud e integridad sexual de nuestras
niñas y adolescentes. Se hace urgente revisar los negocios de la industria
farmacéutica, aplicar tres R a quienes asesoran y están detrás del negocio de
la vacuna contra el VPH y la privatización de la salud. Me pregunto además de
los laboratorios quién más está detrás de ese negocio
Yo, mujer, me niego a
inyectarme esa vacuna. Me niego a permitir que mis amigas, vecinas y familiares
acudan a un centro de salud a aplicarse una inyección que les aproxime a la
muerte.
Segura estoy que sí éste
artículo, sentido, respetuoso y lleno de angustia para que se pare la decisión
tomada le llegase a usted, camarada Maduro, usted reaccionará y como ciudadano
revolucionario rectificará la decisión.
Hermana! Sabía del negocio de las vacunas a través de los laboratorios que se han convertido en consorcios financieros, sin embargo desconocía en profundidad el asunto de la vacuna contra el VPH! Ojalá tú alerta sirva de mucho. Yo al menos acabo de decidir no vacunar a mi hija de 9 años! Gracias. Un abrazo
ResponderEliminarCelebro tanto tu lectura como tu decisión. Difundamos ésta angustia que tenemos quienes sabemos de la alerta. Tengo la esperanza que logremos parar esto, querida.
ResponderEliminarGracias amiga por compartir tan vital información, abrazos y no, a la vacuna contra el VPH.
ResponderEliminarA ti, querida. Es importante conversar sobre este tema con nuestras mujeres de flia y amigas. Sigamos asumicorresponsablemente la matria soñada, justa y amorosa.
Eliminarasi mismo compañera activas en la denuncia y prestas al debate!
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